¿Inteligencia Aumentada transformará la industria de la salud?
La Inteligencia Aumentada permitirá tratamientos más personalizados, menos invasivos y tempranos, que definitivamente mejorarán la calidad de vida y reducirán el gasto público en salud, haciendo un modelo preventivo más eficiente que deje atrás la gerencia de las enfermedades como marca el esquema de salud actual.
Por Ulises Ladislao
Se afirma que la tecnología se está convirtiendo en el catalizador de la transformación de la industria de la salud; sin embargo, falta que lo sea para el derecho a la salud y que los proveedores de las más recientes herramientas de las TI contribuyan y se enfoquen a mejorar la calidad de vida y hacer más eficientes los presupuestos de salud.
No olvidemos que experiencias previas de otros tiempos en renglones fundamentales, como la educación, resultaron tan sólo un fructífero negocio para políticos y traficantes de influencias del área de tecnología, sin otorgar beneficios concretos y reales para la población.
El correlato de la vejez
El principio de todo esto es que la expectativa de vida crece. En los países desarrollados ha llegado a aumentar cinco años en los más recientes 20. Estudios de las Naciones Unidas estiman que para el 2050 se va a triplicar la cantidad de gente mayor a 65 años.
Esto tiene un correlato: el impacto directo en el incremento de las enfermedades crónicas degenerativas, pues al hecho de que la población está envejeciendo, se suma el moderno modo de vida, que incluye perpetuo sedentarismo, alimentación con productos ultraprocesados, ingesta de cantidades industriales de azúcares y de incontables porciones de sales cada día.
Si como sostiene Ariel Capone, vicepresidente y managing director en USA de Grupo ASSA (gA) y líder global de Ciencias de la Salud, quien participó en el evento de la plataforma Healtnology, en tanto transitamos por una era de plena disrupción, al mismo tiempo se mantiene vigente la enorme deuda del sistema de salud con respecto a la experiencia del paciente.
Aun así, establece: “La tecnología está trastocando la manera en que se emprende hoy día la investigación y el desarrollo de nuevos tratamientos, debido básicamente a la incursión de la inteligencia artificial, con todo y sus trabas éticas, pues este tipo de tecnologías pueden influenciar voluntades y en cierto sentido representar un juego de poderes”, sentencia.
El mundo digital subregulado
Por otro lado, Ariel Capone apunta como otro gran desafío a escala global las lagunas regulatorias que rodean la privacidad de los datos. “El punto –señala– es regular la propiedad de los datos sin detener el progreso tecnológico ni limitar la creatividad. En este aspecto, en la industria se suscitan al unísono diversos movimientos tectónicos. Vivimos en un mundo analógico sobrerregulado, mientras el ámbito digital está subregulado, en momentos en que los datos son la gran materia prima del siglo XXI y crecen exponencialmente, en gran medida porque la gente está híperconectada y dejando huellas digitales prácticamente en todas partes”, establece el vicepresidente de gA.
De acuerdo con el expositor, existe evidencia relevante acerca de cómo la tecnología está modificando la brecha que tiene la industria de salud con respecto a otros verticales que están esencialmente centradas en el cliente.
Gerenciar vs. prevenir
“En materia de salud, la tecnología está presente en prácticamente todos sus avances”, afirma. “Dentro de lo que es Pacient Experience, existen tres grandes bloques centrales: uno es cómo complementar a los profesionales en sus diagnósticos para hacerlos mucho más acertados. Con la explosión del Covid-19 en la ciudad de Nueva York, donde más rápidamente creció la epidemia y se desbordó el sistema de salud. El primer triage que hizo la gran metrópoli estadounidense para determinar los diferentes niveles de gravedad, fue utilizar el reconocimiento de imágenes de placa de tórax, pues de esta manera se apreciaba rápidamente cuál era el nivel de avance de la enfermedad”.
Otro eje que también resulta importante, de acuerdo con Capone, es la detección temprana de enfermedades, basada en los datos y la correlación de algoritmos, lo cual no tiene mucho tiempo que puede hacerse. “Esto me parece central y muy importante –destaca– porque implica transitar del esquema clásico de gerenciar las enfermedades del paciente hacia un modelo de prevenir los males”.
El tercer punto eso la aceleración de los adelantos tecnológicos en todo lo que se conoce como telemedicina, enfocada en lo que corresponde a las enfermedades no transmisibles. “Este es un tema clave porque si uno analiza el impacto de la salud, las enfermedades crónicas representan las dos terceras partes del presupuesto público”, revela.
Médicos pidiendo citas
Peor aún, y aunque no lo mencionó Capone, pero sí el doctor Simón Barquera, Director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud, del Instituto Nacional de Salud Pública, una de ellas, la diabetes, ocasiona actualmente la muerte de 100 mil personas al año, cuando hace dos décadas eran alrededor de 50 mil. El aumento de los fallecimientos por diabetes en el país se ha duplicado. “El epicentro del tratamiento está mutando, y cada día se trata menos en el hospital y más en la casa de los pacientes, sobre todo si hablamos de zonas rurales”.
Otro ejemplo de telemedicina es el que se usó para tratamiento de psoriasis a través de face recognition o reconocimiento de imagen, con lo cual se va midiendo el área afectada y en función de eso las empresas farmacéuticas pueden recabar información de cómo funcionan los diferentes tratamientos y realizar las adecuaciones pertinentes.
Mediante wireless devices se pueden percibir variaciones anormales en parámetros clínicos, aún cuando el paciente sea asintomático, y a través de las herramientas de big data y analíticos avanzados detectar en qué momento estos parámetros se empiezan a salir del patrón normal, y tomar decisiones. “Por eso estoy convencido que en muy pocos años veremos cómo los médicos les pedirán una cita a los pacientes, y ya no al revés”, anticipa Ariel Capone.
“En vez de decir Inteligencia artificial, en gA nos gusta denominarla Inteligencia Aumentada, que es ni más ni menos que complementar la inteligencia humana, sin remplazarla. Así, con ésta hoy estamos ayudando a grandes empresas farmacéuticas y de biotecnología a buscar nuevos tratamientos contra el cáncer.
“La inteligencia aumentada permitirá tratamientos más personalizados, menos invasivos y tempranos, que definitivamente mejorarán la calidad de vida y reducirán el gasto público en salud, haciendo un modelo preventivo más eficiente y deja atrás la gerencia de las enfermedades como marca el esquema de salud actual”, concluye Ariel Capone.
Cortesía de Viralbug.mx