Zoom y Nintendo, entre apps que permitieron compras fraudulentas
La cantidad de registros con información personal de usuarios expuestos como consecuencia de fallos de seguridad tuvo un aumento durante la pandemia. Aplicaciones como Zoom o Nintendo fueron algunas de las que estuvieron en el centro de estos ataques que derivaron en brechas de datos durante el transcurso del 2020. ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, analizó qué riesgos implican estas filtraciones de información en la seguridad de los usuarios.
La información divulgada entre una brecha y otra pueden variar, siendo algunas:
- Datos de contacto
- Datos de identificación
- Datos Biométricos o laborales, como direcciones de correo electrónico, identificadores gubernamentales, contraseñas, o información financiera, entre otros.
No todos los registros tienen el mismo valor y en algunos casos no parecen tener un valor monetario significativo, pero sí estratégico.
En los casos de las filtraciones de Zoom y Nintendo, los cibercriminales utilizaron técnicas de phishing o de fuerza bruta, como password spraying y credential stuffing, para obtener credenciales de acceso a las cuentas.
Mediante las técnicas de pishing, los estafadores enviaron correos suplantando las identidades de las aplicaciones, informando algún tipo de excusa para que el usuario ingrese sus credenciales en un sitio falso.
Para el caso de ataques de fuerza bruta, utilizaron de forma automatizada credenciales compuestas por contraseñas débiles y credenciales ya difundidas en viejos ataques y que al parecer los usuarios habían reutilizado para acceder a otras apps o servicios. En conjunto, estos incidentes derivaron en la obtención de más de 100.000 accesos en cada caso, provocando compras fraudulentas y accesos indebidos a los servicios.
“Muchos desconocen las consecuencias de que datos personales como nombres, edad o direcciones de correo sean expuestos en internet porque no saben cómo los atacantes utilizan esta información para realizar su actividad maliciosa. La falta de conciencia que muchas veces existe sobre la importancia del cuidado de los datos personales y las buenas prácticas de seguridad, como la creación de contraseñas seguras, la instalación de soluciones de seguridad en cada dispositivo o actualización de sistemas, tiene incidencia directa en la cantidad de brechas de datos que se dan en la actualidad y también en la cantidad de ataques o incidentes de seguridad que sufren los usuarios.”, menciona Martina López, Investigadora de Seguridad Informática de ESET Latinoamérica.
¿Qué puede hacer un atacante con una dirección de correo electrónico?
Un atacante puede utilizar esta información como parte de su campaña de suplantación de identidad que llegan a nuestra bandeja de entrada, más conocida como phishing. Estos ataques buscan robar credenciales de acceso o datos financieros o también descargar malware. Dependiendo del objetivo de la campaña, podrían contener archivos maliciosos o enlaces a páginas web donde llevan a cabo del robo de la información, esta vez directamente desde el usuario. Asimismo, con las cuentas de correo pueden enfrentarse a campañas de extorsión en las que los atacantes suelen utilizar ingeniería social y presentan a la víctima algún dato personal o privado para lego solicitar una suma de dinero para evitar la divulgación de la información.
¿Qué puede hacer un atacante con una contraseña o datos financieros?
La obtención de contraseñas y datos financieros puede causar actividades fraudulentas dentro de o fuera de la aplicación involucrada. En el caso de los datos financieros, estos pueden ser utilizados para realizar compras a nombre del titular o para comercializarlos en el mercado negro. En el caso de las contraseñas, además de comercializarse, pueden usarse para acceder al servicio o aplicación con fines malintencionados, así como intentar acceder a otros servicios probando si el usuario reutilizó la misma combinación o con pocas variaciones en otra cuenta.
Un estudio realizado en 2018 reveló que alrededor de la mitad de los usuarios reutilizan sus contraseñas con poca o nula modificación a través de diversos sitios, siendo los más afectados los sitios de compras online o servicios de correo. Por otro lado, las peores contraseñas de 2020 presentan una gran similitud con las listas de años anteriores, y confirman así los análisis sobre el uso contraseñas que sostienen que los usuarios siguen utilizando criterios débiles, como combinaciones numéricas como 123456. Estas decisiones pueden llevar a ingresos automatizados en sitios sensibles al momento de una brecha de información, o en un futuro ataque.