Multimedia a la mexicana
A principios de la década de los noventa el fenómeno de la multimedia se extendía rápidamente por el mundo. Nuestro país no fue ajeno a este movimiento. Esta tecnología se empezó a conocer en nuestro país desde comienzos de la última década del siglo XX, aunque su expansión no fue tan rápida como en otras partes del mundo. La multimedia formó parte de un mercado emergente en el que, si bien, su ritmo de crecimiento en nuestro país fue lento, se calculaba que mantenía un promedio mensual del 10% en unidades vendidas (CD-ROM), con todo, era el sector de software con mayor crecimiento[i].
En esos momentos se veía a la multimedia y al CD-ROM, como una alternativa importante en el mercado, ya que según se veía, había un rápido crecimiento en las propuestas de enciclopedias y obras de consulta e incluso se llegó a pensar que en pocos años terminarían por desplazar a los libros.
Por otro lado, los mismos profetas apuntaban que por su gran capacidad de almacenamiento y menos costo de producción, el formato de los CD-ROM se convertiría en el estándar por otro tipo de fabricantes de software, no necesariamente de multimedia, ya que evitaban la contaminación por virus (no necesariamente cierto) y contribuían a la disminución de la piratería, ya que en aquellos momentos las copiadoras de CD-ROM no estaban al alcance del usuario final.[ii]
[i] Efraín Pardo, director general de Central del software, en “Creció 10% mensual la venta de CD-ROM”, Excélsior, 04-XII-1995, pp. 3, 4.
[ii] Íbidem