Los mayas no hacían supercarreteras
Una de las características de las principales de las ciudades mayas, es la construcción de enromes y largas calzadas que unían a los diversos grupos de construcciones, dentro de las ciudades o a estas mismas con otras. Estos caminos se les conoce como Sac-beoob o Caminos blancos, ya que la inmensa mayoría de ellos eran recubiertos por estuco, lo que les daba ese aspecto de blancura. Famosos son los que unen a las ciudades de Uxmal y Kabah (20 Kilómetros), Cobá y Yaxuná (que mide 100 kilómetros), el de T´Ho a Izamal, recientemente descubierto y que tiene ¡300 kilómetros! Y el que va de Tikal al Mirador, de 20 kilómetros. Y aunque son calzadas impresionantes, no son, de ninguna manera, “supercarreteras” como equivocadamente algunos medios las han bautizado.
Esto viene a colación porque hace unos días, arqueólogos estadounidenses dieron a conocer el descubrimiento de varios de estos caminos relacionados con numerosos y sorprendentes conjuntos piramidales que permiten situar en Guatemala la cuna de la civilización maya, esto por sus altas pirámides y su red de carreteras que pudieron fotografiarse gracias a un radar de alta precisión llamado LIDAR.
El mapeo a través de LIDAR permitió obtener imágenes en 2D y 3D de estructuras que constituyen un gran hallazgo acerca de la Cultura Maya. En los primeros 700 kilómetros que se han mapeado se encontraron acrópolis, aguadas, pirámides, terrazas, canales y más de 240 kilómetros de carreteras. De acuerdo con los hallazgos, Richard Hansen, director del “Proyecto Arqueológico Cuenca Mirador”, este hallazgo sería el más grande el mundo en tamaño y población al alcanzar el millón de habitantes.
Para ubicarnos un poco, hay que apuntar que el lugar donde se ubica “El Mirador”, una zona arqueológica que se ha comenzado a explorar con métodos tecnológicamente muy avanzados, como es el escaneo con láser de alta definición y que permitió, sin necesidad de remover los miles de árboles que ahora cubren la superficie de ese lugar, encontrar la red de caminos que utilizaron los mayas durante el periodo pre-clásico tardío. Hay que apuntar que esta no es la única técnica de prospección, también se ha utilizado técnicas de fotografía satelital, radar y otras técnicas ingenieriles.
Los Sac-beoob, se utilizaban para el comercio, procesiones religiosas (como el de Chichén Itzá) o incluso para el tránsito de fuerzas militares.
Aunado a estos descubrimientos, también se localizaron zonas donde se cree existieron corrales, con lo cual estarían también criando diversos tipos de ganado y animales de granja (jabalíes, tepescuincles y perros), algo inédito, hasta el momento en los conocimientos que se tienen de esta cultura. El hallazgo se pudo hacer luego de utilizar un sistema de mapeo topográfico que muestra en diversas fotografías en tercera dimensión los corrales para los mamíferos, un complejo sistema de calzadas y un muro que protegía la ciudad y las fuentes de agua.
La investigación se realizó el año pasado con un escáner transportado en una avioneta que fue modificada para sobrevolar la selva.
La máquina es una especie de radar de alta precisión denominado LIDAR (tecnología que permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie) que escanea el terreno con un láser que puede penetrar la espesa vegetación. Es un escaneo de alta resolución que puede identificar los rasgos arqueológicos y el resultado son imágenes en 3D y 2D.
El radar pudo escanear la selva durante 38 horas de vuelos a un ritmo de 560 mil puntos por segundo. Los datos fueron procesados por supercomputadoras en Vancouver, Canadá y en Bellingham, Washington. La cartógrafa Josephine Thompson junto con Carlos Morales refinaron los datos para elaborar las fotografías.
En el escaneo de la selva los expertos notaron un complejo sistema de 17 calzadas. Cada una mide 40 metros de ancho y tiene 2.60 metros de altura. En total son 200 kilómetros que comunican a la ciudad maya con regiones cercanas.
Un muro de 8 metros de altura que tiene 30 y hasta 40 metros de ancho en algunos tramos rodea la ciudad como protección y para conservar las fuentes naturales de agua, como lo son algunos ríos y riachuelos. “Se estima que el muro medía 15 metros de altura que sufrió deterioro con el paso del tiempo”, mencionó Hansen.