Kaspersky hace reseña de los daños en 2016
En 2016, las mayores amenazas cibernéticas en el mundo estuvieron relacionadas con dinero, información y la intención de provocar alteraciones. Incluyeron tráfico clandestino de decenas de miles de credenciales para servidores comprometidos, sistemas de cajeros automáticos interceptados, ransomware y malware en los servicios de banca móvil, además de ataques dirigidos de ciberespionaje, y el hackeo y dumping de información sensible.
Una investigación de Kaspersky Lab revela el grado en el que las empresas luchan por detectar rápidamente un incidente de seguridad: 28.7% dijo que les tomó varios días descubrir un suceso, mientras que 19% admitió que fueron semanas. A 7.1%, una minoría significativa, le tomó meses. Entre aquellos a los que les costó más trabajo, a menudo el eventual descubrimiento se produjo a través de una auditoría de seguridad externa o interna, o la alerta de un tercero, por ejemplo, un cliente.
Otras cosas que salieron a la luz, fueron las siguientes:
• La economía subterránea es más grande y sofisticada que nunca: basta con mirar a xDedic, el turbio mercado de más de 70,000 credenciales de servidores hackeados que permitió que cualquiera pudiera comprar acceso a uno de estos servidores; por ejemplo, uno que estuviera ubicado en la red gubernamental de un país de la Unión Europea, por tan sólo seis dólares.
• El mayor atraco financiero no involucró a una bolsa de valores, como se esperaba. En vez de ello, utilizaba transferencias SWIFT con el fin de robar $100 millones de billetes verdes.
• La infraestructura crítica es preocupantemente vulnerable en muchos frentes. Así quedó demostrado a finales de 2015 y en 2016 por el ciberataque BlackEnergy al sector energético de Ucrania, que incluía la desactivación de la red eléctrica, el borrado de datos y el lanzamiento de un ataque DDoS. En 2016, los expertos de Kaspersky Lab investigaron las amenazas de control industrial y descubrieron que miles de hosts en todo el mundo se encontraban expuestos a Internet, y que 91,1% de ellos tenía vulnerabilidades que pueden ser explotadas de forma remota.
• Un ataque dirigido puede no tener algún patrón: quedó demostrado por el ProjectSauron APT, un grupo de ciberespionaje modular avanzado que adaptaba sus herramientas a cada objetivo, reduciendo sus valores, como Indicadores de Compromiso (IoCs) para cualquier otra víctima.
• La distribución en línea de grandes volúmenes de datos puede influir directamente en lo que la gente piensa y cree, como lo demostraron ShadowBrokers y otros dumps de datos personales y políticos.
• Una cámara o un reproductor de DVD podría convertirse en parte de un ciberejército global del Internet de las Cosas: al finalizar el año, está claro que los ataques de botnets con tecnología Mirai son sólo el comienzo.
Éstas son las estadísticas más destacadas del año:
36% de los ataques a la banca en línea ahora se dirigen a dispositivos Android, en comparación con solo 8% en 2015.
262 millones de URLs fueron identificadas como maliciosas por los productos de Kaspersky Lab, y hubo 758 millones de ataques maliciosos en línea en todo el mundo, con uno de cada tres (29%) originados en Estados Unidos y 17% en Holanda.
Aparecieron ocho nuevas familias de malware para puntos de venta y cajeros automáticos, un aumento del 20% sobre 2015.
Los atacantes hicieron uso de Google Play Store para distribuir malware para Android, una vez que se descargaron aplicaciones infectadas cientos de miles de veces.