Innovación en el camino a la nube
Si existiera un mapa de la innovación, el documento mostraría rutas que parecen trazadas con mucha claridad. Por ejemplo, una organización que decide migrar sus aplicaciones a un entorno de nube -con el fin de iniciar un Journey to Cloud (el proceso de trasladar operaciones de negocio a un ambiente de nube)- observaría en el plano tres posibles caminos:
- Ruta 1: mover las aplicaciones actuales a la nube. Esto sugiere que la compañía es joven y utiliza apps recientes que, en buena medida, están listas para funcionar en un entorno Cloud; incluso, las aplicaciones las puede obtener desde un hiperescalador o servicio SaaS (Software como Servicios, por sus siglas en inglés).
- Ruta 2: modernizar las aplicaciones en uso. Optimizar las apps (ajustes no mayores a aplicaciones vigentes) para que puedan operar eficazmente en un ambiente de nube.
- Ruta 3: reescribir las apps. El caso que incide en los sistemas legados (Legacy Systems) cuyas aplicaciones demandarán un proceso complejo para poder funcionar en un contexto Cloud.
Estas sendas no dan la impresión de ser confusas o amenazantes; una empresa sólo tendría que elegir la opción que mejor se ajuste a sus condiciones. Aun así, la realidad es que las organizaciones -en particular aquellas que deben considerar la modernización o reescritura de aplicaciones- recorren estos caminos con bastante cautela, especialmente cuando se trata de sus apps core, es decir, las aplicaciones que resultan esenciales para la operación y el éxito del negocio.
De acuerdo con el estudio “Modernizar y crecer en la nube”*, las compañías sólo han modernizado el 18% de sus apps core; aunque, en dos años, se espera que tal modernización abarque al 45% de las aplicaciones esenciales. Como referencia, vale la pena señalar que el 62% de las organizaciones aún mantiene sus sistemas críticos en un tradicional esquema on-premise.
Ocho asuntos para reflexionar
El hecho de que las aplicaciones core de las empresas no estén migrando masivamente a la nube es un asunto que puede interpretarse de diversas formas -usuarios que no entienden el potencial de la innovación, proveedores que no comparten información suficiente, especialistas que complican la comprensión de la tecnología, etc.
Sin embargo, la mejor forma de aprovechar el tema tendría que remitirnos a una pregunta muy sencilla, pero también sumamente trascendental: ¿qué factores se deben considerar ante la posibilidad de migrar una app -especialmente una esencial- hacia un entorno Cloud?
Buscar la respuesta no sólo fortalecerá el proceso de Journey to Cloud, tan importante como eso, podría revelar una cuestión clave: que una aplicación no es candidata a operar desde la nube, es decir, el análisis debe incluir la opción de descartar la transición a la nube.
Para valorar el potencial de nube de sus apps, la organización, como primer paso, debe realizar un inventario de todas sus aplicaciones. Cada una de ellas debe evaluarse en función de ochos factores principales:
- Importancia estratégica: la importancia de la aplicación en la operación y los resultados del negocio. La organización debe estar consciente de lo que colocará en la nube: un valioso recurso empresarial.
- Criticidad: los factores de riesgo de la app -en términos de disponibilidad, seguridad y regulación/compliance- y sus implicaciones en un entorno Cloud.
- Rendimiento y escalabilidad: cuánto puede escalar la aplicación en un despliegue de nube, y cómo incide dicho crecimiento en el rendimiento.
- Complejidad y mantenimiento: el costo y los recursos que demandará modernizar o reescribir la aplicación, así como los gastos que conllevará darle soporte en un ambiente Cloud. No es insólito que una empresa, tras ponderar estos costos, decida mantener un app on-premise.
- Costos operativos: comparando el despliegue tradicional y la opción Cloud, establecer el costo que tendrá la operación de la app; esto incluye los gastos en actualizaciones, mantenimiento, soporte técnico, equipos, etcétera.
- Seguridad y cumplimiento: confirmar que la aplicación, en un entorno de nube, podrá satisfacer los parámetros de seguridad y compliance fijados por la empresa.
- Nivel de demanda entre los usuarios: ¿el nivel de uso de la app justifica la inversión en un Journey to Cloud? La organización podría terminar gastando recursos importantes en una aplicación que, por diversas razones, muy pocos individuos utilizan.
- Planes a futuro de la compañía: se debe confirmar que la app está considerada en los planes a futuro de la organización. Sería un error invertir recursos en la migración de una aplicación que la empresa podría eliminar en el corto o mediano plazo.
Como lo muestran estos criterios de análisis, al colocar una aplicación en la nube, una empresa está tomando una decisión con múltiples implicaciones, las cuales, en varios casos, trascienden el ámbito de la tecnología.
Y en buena medida, esa es una lección que nunca se debe olvidar: los beneficios que están disponibles en la innovación Cloud -y que nadie puede poner en duda- no siempre coincidirán con los beneficios que está buscando una empresa.
Erick Bravo Castillo, responsable de arquitecturas Cloud y DevOps en Minsait, una compañía de Indra en México.